Aparentemente discutía temas de ingeniería con una mujer rubia de ojos claros, (azules si mi memoria no me falla)
La escena era una biblioteca prolija de sucio, mesas sin desgaste y paredes pocos raídas
Habían dos hombres más que nos acompañaban, una camisa de cuadros recuerdo
Algo interrumpió la discusión que muy amena se llevaba
Todos cuatro, la mujer de ojos claros, el hombre del cual no recuerdo nada, un tercer hombre con camisa de cuadros y yo repentinamente nos paramos y caminamos en dirección a lo que parecía una escalinata
Esta gradería permanece intangible en mi memoria, revestida en concreto con acabados de piedrilla martillada tenía unos diez o doce metros de ancho sin pasamanos y cubría una altura de unos nueve metros de alto
Subir las escaleras fue un capitulo que no recuerdo, pero sé que en su ínterin nos abrigaba la angustia del tic-tac del reloj el cual marcaba pasadas las ocho de la noche más sin embargo el sol brillaba con las cualidades de un sofocante sol de las dos de las tarde
Al llegar al final de las escaleras sorpresivamente me encontré solo en un escenario soleado bajo un techo ancho que arrojaba sombra sobre un pequeño paradero, alrededor de este se ubicaba un gran estacionamiento con divisiones en pequeños cantos de grama poco cuidada
No hubo mucho tiempo de detallar ese lugar cuando arribó un vehículo de color amarillo muy sobresaliente para ese momento, dentro de él nadie conducía la maquina, nadie parecía empujarla y nada llenaba el vacio de la carrocería. Este momento fue sorpresivo y detonante, así que me dispuse sin mover más que los ojos a ver mejor el interior de esta máquina amarilla y extraña
Con lo que me daba la vista solo pude detallar un carro ochentoso con un muy bien cuidado exterior amarillo que carecía completamente de un acabado interior, solo metal y volante lo identificaban. Así que apabullado volteé la mirada a la redonda con el fin de identificar el bromista y mi sorpresa acelera el corazón al darme cuenta con el rabillo del ojo que ahora alguien estaba dentro del vehículo
Esta escena no es fácil describirla, en un pestañear alguien había aparecido en el vehículo sorpresivamente. Era un hombre que me miraba y sonreía maliciosamente tenía los ojos muy abiertos, entradas prominentes y poco cabello, estaba sentado en nada sujetando el volante de aquella máquina. literalmente el hombre estaba flotando, sonriendo y mirando alevoso mi sorpresa
Percibí entonces las anomalías de ese universo y las tomé para mi,
decidí cerrar los ojos por un segundo infinito y concentrado halé los dedos índice y medio de mi mano derecha y volverlos espadas templadas
Al abrir los ojos la escena se había vuelto en mi contra, la escalinata que hacia un momento había dejado atrás ahora se desboronaba poco apoco desde la primera escalera, dejando en pos un vacio eterno inalcanzable a la vista
El derrumbe insostenible de la gradería se acercaba a mí y parecía multiplicarse en todo lo que rodeaba, llegando hasta el pequeño techo del paradero y finalmente hasta mis pies.
En esos momentos de destrucción no corrí, hubo pánico no lo niego pero quería ver lo que ocurriría y soportarlo hasta el final.
Con aquel precipicio interminable bordeándome los pies ahora descalzos decidí cerrar los ojos nuevamente
Esta vez en mucho menos tiempo que un segundo infinito, mientras mis pestañas abatían el aire y casi se tocaban decidí convertir mi ya descalzo cuerpo carnal con dedos de espadas en un ser alado. y lo dejé caer, sentí el vacio en mi cuerpo todavía con los ojos entreabiertos, también sentía como en el caer vientos me empujaban en todas direcciones
Cuando abrí los ojos me encontré surcando una tormenta eléctrica
y entonces pude oler el hermoso sonio de los relámpagos a la distancia
escuchar el bello color brillante de los rayos que me rodeaban
y finalmente sentir el metálico sabor de los truenos
Sinestesia, era un sinestesico en mis sueños de tormentas

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