Escribe, solo escribe
Relata lo que ves
Describe lo que sientes
Rompe las hojas con la letra de tu puño
Escupe, solo escupe
Escapa de la mandíbula del pasado
No muerdas el sabor de la memoria
Que no quede saliva ajena en tus labios
Dispara solo dispara
Apunta con el cuchillo del orgullo
Asesta en el corazón ajeno
Mira como sangra de tu arma
Duerme solo duerme
No abras los ojos hasta que amanezca
Permite romper una foto cada mañana
La cara tensada de ira y dolor
Suda solo suda
Permite que tu cuerpo llore
No te limpies con la lengua
Límpiate con el cuerpo de tu enemigo sangrante
Ahora… piensa solo piensa
Escribe con tu puño
Escupe con tus labios
Dispara con tu arma
Duerme con tu dolor
Pero Suda de tu enemigo sangrante
27 febrero 2007
Mi enemigo
Escrito Por
Pablo Vargas
-
2:47 p.m.
1 Comentarios
23 febrero 2007
Flores Negras
Una llamada me despertó a media noche, atónita me levanté de la cama y vestí lo primero que conseguí. No parecía ser verdad. Con lágrimas en los ojos, puse las llaves en el encendido y me dirigí a la morgue. Allí, sobre una camilla yacía el cuerpo sin vida de quien fuera mi esposo. Después de cumplir con los trámites mortuorios volví a casa. Cuando iba en camino, advertí que mis muñecas, apoyadas en el volante, se mostraban víctimas de maltrato y recordé la última golpiza que me propinó, ya no recuerdo el porqué, pero sí el dolor y la desesperación de la que fui presa aquella noche, la resistencia ante cada golpe y el despertar, luego de unos días, en la cama de una clínica. Al llegar a casa, con la mente aún perturbada, evoqué la imagen de su cuerpo ennegrecido y la expresión apacible que le quedó grabada en el rostro. Tropecé con la mesita sobre la que reposaba una flor negra de vidrio que me regaló aquella navidad en que se masturbó con mi cuerpo hasta que se sació.
Entré a la ducha y la ráfaga de agua tibia me recordó cuan dolorosa era la experiencia de verlo a diario; los golpes habían sanado bien pero aún sentía dolor. Estuve tranquila desde el día en que desapareció.
Al terminar el baño perfumé mi cuerpo con la más deliciosa fragancia, que aún sin estrenar conservaba guardada en el closet de mi habitación, vestí un conjunto de ropa interior de encaje negro y sobre éste, un sencillo vestido del mismo color, maquillé mi rostro y al poner algo de brillo en mis labios, el espejo sugirió la imagen de una mujer que contenta se dispone a divertirse. Fueron muchas las buenas fiestas que devoramos juntos, tiempo atrás, y las más, aquellas a las que dejé de asistir por incomodarme sus maneras de divertirse, odiaba la violenta actitud que lo poseía tras sus rituales cocainómanos, a raíz de los cuales sus sentidos de gusto y olfato casi habían desaparecido.
Llegué al funeral y amigos me dirigieron sus condolencias. Mi corazón sonrió. Aquellas palabras de solidaridad en mi tragedia vinieron a afirmar el triunfo de la muerte sobre aquel ser, abrazos iban y venían. Mi espíritu se regocijaba. A pesar de lo tedioso que me resultó el entierro, no me alejé de aquel lugar hasta que el último invitado a la tertulia desapareció. El sol resultaba insoportable, él ya no renacería de la tierra. Resolví volver a la casa que ya sentía mía desde que desapareció, aquel muerto no tenía más dolientes que esta dulce dama.
Camino a casa recordé cuando nos topamos en una intersección vial donde los oscuros vidrios no permitían la visión al interior del vehículo; era viernes en la noche y seguramente no llegaría a casa como solía hacer cada fin de semana, ya a esa hora, entre el alcohol y su blanca amiga, su cabeza era un desastre; decidida a saber que haría, lo seguí; lo que me llevó al descubrimiento de una cabaña a las afueras de la ciudad, nunca supe que sucedía allí, y a esas alturas ya no me interesaba… Por fin llegué a mi casa, cansada del protocolo del funeral, fui a buscar la botella de Johnnie Walker Blue Label que guardaba en el bar desde que desapareció.
Fue una joven mujer quien consiguió su ennegrecido cuerpo sobre la cama, era su amante, supongo. Un fuerte olor a gas la alarmó y entre gritos y sollozos notificó a bomberos y policías. La autopsia arrojó como resultado: envenenamiento con gas.
Hoy como cada aniversario de su muerte, fumo mis cigarros sentada en el balcón de mi casa, como fondo de las bocanadas de humo, me sonríen las estrellas que evocan la noche en que entré a la cabaña, lo conseguí dormido y abrí la llave de paso de gas de la cocina, cerciorándome de que cada ventana hubiese quedado bien cerrada y como se tratara de un espacio pequeño y sus sentidos de gusto y olfato eran casi nulos, el gas simplemente hizo lo suyo
By Marianita G.
Excelente cuento.
http://marianngb.spaces.live.com/default.aspx?_c02_owner=1
Escrito Por
Pablo Vargas
-
1:22 a.m.
2
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22 febrero 2007
A que no escribes?
Sobre el piso y entre papeles encontré en frente de mí, retazos de mi infancia, recortes de mi vida, dibujos de mi pasado.
Recordé lo que una vez fui y quise ser, recordé personas, recordé porques.
Por mi ventana sopló un viento frío, sentí que todo volvía a ser como antes y estaba justo allí reviviendo esos momentos que me hicieron tan feliz.
Compartiendo experiencias, hablando tonterías, simplemente siendo yo sin miedo a nada ni a nadie.
Solo con ganas de vivir y nunca morir.
Luego de cinco minutos volví a la realidad solo respiré y me dije "seria magnifico volver".
Me acosté, reí y dormí.
Primer reto del año.
Escrito Por
Pablo Vargas
-
1:11 a.m.
3
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11 febrero 2007
Colirio azul en mis ojos
Días sin reportarme. Un pelo estresado, pronto me voy de pasantias y estoy viendo el tiempo más pequeño. Tengo algunas cosas escritas por ahí, pero de momento ahí les dejo mas colirio.
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Escrito Por
Pablo Vargas
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12:55 a.m.
3
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