Caminando, rumbo a mí casa en una tarde normal como cualquiera de esas tardes en las que las miradas se pierden con todo. Discutiendo, con mi vecino el tonto problema de la basura en el pasillo. Bailando, mientras me divierto en la casa de mis amigos en una fiesta fuera de lo normal. Practicando, en las clase de piano cinco minutos antes de salir. En mi casa, sobre una silla esperando un almuerzo recalentado. En tu casa, comiendo un poco de yogurt y criticando el color de la vajilla. Mientras leo un mal libro en el parque y noto que ligeras gotas empiezan a caer. Con dos completos desconocidos en la larga cola del banco esperando mi numero. En las noches y en las mañanas, pero también en las tardes. En mis sueños de madrugada tal vez mas que en mis sueños del medio día. Cuando miro al espejo o cuando miro el cielo, incluso cuando miro el agua o miro el fuego. En los interludios de las canciones que escucho y aunque no me creas también en los intros, outros, estrofas y coros. Durante esos pequeños momentos en los que uno parece dormir despierto. Siempre pienso… siempre malditasea… siempre pienso en ti y aunque quiera no puedo evitarlo. ¿Por qué? –Le pregunto. –
¿Por qué habría de no hacerlo? –Me responde. –
¿Acaso eres tonta? Deja de hacerlo –Insisto. –
¿Parezco tonta? –Me discute. –
¿Por qué me respondes con una pregunta? –Le critico. –
¿Por qué te metes en mi vida? Yo decido que hacer con ella… –Contesta obstinada sin motivo. –
¿Por qué habría de no hacerlo? –Me responde. –
¿Acaso eres tonta? Deja de hacerlo –Insisto. –
¿Parezco tonta? –Me discute. –
¿Por qué me respondes con una pregunta? –Le critico. –
¿Por qué te metes en mi vida? Yo decido que hacer con ella… –Contesta obstinada sin motivo. –


